El cáncer en la población geriátrica (mayor a los 65 años) en México. Futuro y expectativas.

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El incremento de la esperanza de vida en muchas regiones del mundo es uno de los mayores logros de la humanidad.

Es evidente que el mundo está experimentando una transformación demográfica sin precedentes y que, de aquí al año 2050, el número de personas de más de 60 años aumentará de 600 millones a casi 2 000 millones, y se prevé que el porcentaje de este grupo etario se duplique.

Este incremento será mayor y más rápido en los países en desarrollo, donde esta población se multiplicará por cuatro en los próximos 50 años.

La transformación demográfica planteará a todas las sociedades el reto de aumentar las oportunidades para participar en todos los aspectos de la vida y contar con todos los recursos que serán necesarios.

La esperanza media de vida al nacer ha aumentado 20 años desde 1950, y llega ahora a 66 años, o a 83, como es el caso del Japón, y para el año 2050 habrá aumentado 10 años más.

Esta importante transición demográfica hará que para mediados de siglo los porcentajes de la población mundial correspondientes a viejos y jóvenes sean prácticamente iguales.

En algunos países desarrollados y con economías en transición el número de personas de edad supera ya el de los niños, y las tasas de natalidad han descendido por debajo del nivel del reemplazo.

El envejecimiento de la población pasará a ser una cuestión de primordial importancia en los países en desarrollo, la que, según se proyecta, envejecerá rápidamente en la primera mitad del siglo XXI. (Organización de las Naciones Unidas: Informe de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, 2001).

La creencia de que el envejecimiento demográfico es preocupación exclusiva de las naciones más desarrolladas se opone a las realidades y previsiones sobre la escala, rapidez y característica de este proceso en los países en desarrollo.

La población mexicana también atraviesa por una fase plena y una acelerada transición demográfica, y no podrá sustraerse en el futuro a la dinámica del envejecimiento demográfico. Dicha transición se inició en la década de 1930 con el descenso paulatino de la mortalidad, y posteriormente se acentuó a mediados de la década de 1960 con la declinación de la fecundidad. Estos cambios han implicado profundas transformaciones en la distribución por edades de la población. De hecho, en la actualidad transitamos de una población joven a otra más entrada en años.

En este marco, es posible anticipar con total certidumbre que a México “le saldrán canas y se pondrá viejo” (Federico Reyes Heroles: Reforma, 13 de julio de 1999). De acuerdo con los datos de la CONAPO, se estima que la edad media de la población se incrementará de 27 a 30 años en la primera década de este siglo, y más tarde, entre 2030 y 2050, pasará de 38 a 45 años.

A su vez, la población de 65 años y más aumentará de 4.8 a 17 millones entre los años 2000 y 2030, y alcanzará 32.5 millones al llegar al año 2050.

Sin embargo, más de las tres cuartas partes del aumento previsto ocurrirán a partir de la tercera década de este siglo, lo que podría brindar a nuestro país el tiempo que requiere para preparar las respuestas institucionales orientadas a enfrontar exitosamente el fenómeno del envejecimiento con la resolución de desafíos inminentes en la sociedad, economía, la salud, la política y la cultura.

El envejecimiento se convierte en un problema social cuando está acompañado de pobreza, enfermedad, discapacidad y aislamiento social. Las diferentes dimensiones de la desigualdad, como son la clase social, la etnicidad y el género, se entrecruzan y refuerzan mutuamente en la vejez, atrapando a las personas en una telaraña de desventajas múltiples respecto de la cual resulta muy difícil escapar.  (Rodolfo Tuiran: Desafíos del envejecimiento demográfico en México. Comisión Nacional de Derechos Humanos. Gaceta 123, octubre 2000:15–23).

Estos datos muestran en términos generales el panorama poblacional a nivel mundial, y México no es la excepción; en ese sentido, como ya fue comentado, deberán implementarse las estrategias que cubran todos los aspectos de este fenómeno.

JUSTIFICACIÓN

Indiscutiblemente, el área de la salud estará influenciada por estos cambios demográficos, que, si bien parecieran estar distantes o no corresponder a la práctica actual, es un hecho que, independientemente del tiempo transcurrido dentro de nuestra práctica quirúrgica, cada vez tratamos con mayor frecuencia a pacientes de más de 60 años.

En estas circunstancias, cobra importancia ahondar en el estudio del paciente geriátrico de una manera integral, haciendo énfasis en los aspectos quirúrgicos, que son nuestra materia de estudio.

No podemos negar que el paciente geriátrico tiene peculiaridades en todos los aspectos: anatómicos, fisiológicos, de repuesta al trauma, etc., constituyendo así un área del conocimiento quirúrgico no del todo explorada, cuando por las tendencias demográficas requiere cada vez de mayor investigación y atención.

OBJETIVO

Bajo estas premisas se elabora el proyecto editorial Cirugía en el paciente geriátrico, cuyo propósito central es concentrar los conocimientos sobre esta materia, sustentados en la medicina basada en evidencias y en la experiencia de cirujanos mexicanos, así como de expertos en otras áreas que permitirán fortalecer la formación académica quirúrgica integral del paciente geriátrico, para así maximizar los beneficios de la terapéutica quirúrgica.

El cáncer de mama, como se concibe hoy en día, es diametralmente diferente al de hace tan sólo un lustro o una década. Es por esta razón que la motivación para realizar una obra de estas características está fundamentada en conjuntar el conocimiento científico y las opiniones específicas de un grupo de expertos en la materia. Han surgido avances en todas las disciplinas que conforman su diagnóstico y tratamiento, y se han integrado especialidades que ayudan a la recuperación, el soporte y el tránsito de las pacientes en las distintas etapas.

La detección a través de estudios de imagen anatómicos, funcionales y metabólicos, la incorporación de la digitalización y, por qué no, el surgimiento de voces opositoras, buscan la protección de la paciente, además de que al detectar lesiones premalignas de alto grado permiten identificar los casos de pacientes candidatas a prevenir (médica o quirúrgicamente) la enfermedad. La imagenología mamaria también ha evolucionado en relación con los estudios que detectan actividad tumoral, como la tomografía por emisión de positrones/tomografía computarizada, que no hubiera sido diagnosticada por estudios utilizados actualmente para la etapificación y ponen en duda cómo ha sido el tratamiento en algunos casos y podrían responder a la interrogante de por qué algunos casos en estadio temprano fracasan a corto o mediano plazos. Lo mismo está sucediendo con los estudios de sangre que detectan células malignas circulantes en cantidades mínimas.

La radioterapia también ha evolucionado y se ha logrado identificar a las pacientes en quienes se debe aplicar, evitando la morbilidad en quienes no tendrán beneficio. Los nuevos procedimientos, como la braquiterapia o la radioterapia intraoperatoria, reducen drásticamente el tiempo, en comparación con la aplicación tradicional, que se lleva semanas. Asimismo, la planeación es cada vez más específica y selectiva, con la consecuente reducción de efectos secundarios potenciales que en ocasiones tienen un impacto en la calidad y el tiempo de sobrevida.

Actualmente el cáncer de mama es un problema de salud pública; sin embargo, gracias a los programas de difusión y de educación en los países desarrollados se ha logrado una reducción de la mortalidad y sobre todo se ha podido hacer un diagnóstico temprano. En dichos países se reporta que la detección de un tumor de un volumen menor de 1 o 2 cm implica una posibilidad de curación de alrededor de 95%.

Este libro consta de 83 capítulos, escritos por un numeroso grupo de expertos epidemiólogos, patólogos, radiólogos, cirujanos, radiooncólogos, oncólogos médicos, psicólogos, damas voluntarias, licenciadas en rehabilitación, políticas de salud, aspectos médico–legales y derechos humanos, entre otros.

Los temas que se presentan relacionados con la imagenología, por ejemplo, incluyen 10 capítulos con fotografías e imágenes de gran calidad, mientras que los de cirugía son 11 capítulos con prácticamente todas las técnicas, que van desde los tipos de biopsia hasta las cirugías radicales con reconstrucción inmediata. Asimismo, la obra incluye varios capítulos sobre las indicaciones y el uso de radioterapia, braquiterapia quimioterapia, hormonoterapia y terapias moleculares.

Una obra como esta es de gran importancia en el área de la histopatología, de los biomarcadores y sobre todo de la clínica muy actualizada, dado que en nuestro medio no existe un libro con toda esta información. Consideramos que pueden acudir a él los médicos especialistas y no especialistas, así como los estudiantes de medicina que en ocasiones por falta de tiempo no pueden asistir a congresos y estar al día en cuanto a conceptos. Puedo asegurarles que con la consulta de este libro sus dudas y preguntas tendrán una respuesta y una gran enseñanza. Autores y colaboradores han realizado un extraordinario esfuerzo para crear una obra que consideramos por ahora la más completa y actualizada de las neoplasias malignas de la glándula mamaria, las cuales ocupan el primer lugar en frecuencia y causa de muerte.